jueves, 11 de febrero de 2016

¿Romeo y Julieta?

Alguien que me explique por qué nos arrastramos por amor. Y no me refiero a arrastrarnos por el amor de nuestra vida, sino a correr a gente que en realidad ni siquiera conocemos por un poco de cariño.

Personalmente, y en los últimos días, me veo a mí y, particularmente a las adolescentes que me rodean, desesperadas por que nos quieran. Aunque sea un beso, un chamuyo, un minuto de bola. Y soy una piba cualquiera y me pasa como a todas que me encanta que me presten atención y me quieran. No importa que sea sólo por un rato.

Pero lo que no logro entender, es cuándo fue y por qué llegamos al punto de ser capaces de hacer cosas humillantes, cosas que consideraríamos patéticas si otras personas las hiciesen, única y exclusivamente para conseguir que gente que ni siquiera sabe nuestros nombres nos de bola.

Entiendo que es algo casi instintivo, el buscar un poco de cariño, y entiendo lo lindo que es que nos presten atención un ratito como mínimo. Y sí, Romeo también la tuvo que remar para que Julieta le diera bola, con las piedras en la ventana y hablándole hacia el balcón para conseguir que la quiera tanto como él la quería a ella. Pero Romeo la quería para toda la vida a Julieta y acá solo hablamos de un rato. Porque con eso ya nos conformamos. O porque creemos que si sumamos todos los ratitos que conseguimos con esa persona vamos a conseguir un amor que dure más, no sé si para toda la vida, pero más de lo que duran esas breves dosis de cariño por separado.

El problema también es que está todo desvalorizado. Comparar con Romeo y Julieta se vuelve una idiotez porque los amores para toda la vida en la actualidad ya casi resultan impensables, porque la vida desgasta y nos hace conocer a más personas que nos alejan del famoso "amor eterno". Pero, ¿y esas parejas de abuelos que sí duraron para toda la vida? ¿Dónde quedó ese tipo de amor? ¿Es que lo perdimos en la desesperación por encontrar cariño como fuese y en la forma que fuese? ¿O es que simplemente ya estamos demasiado cansados de los problemas como para pelear por algo que creemos que es de cuento, pero que claramente en algún momento existió?

Y no niego que los amores fugaces suelen ser los que están más llenos de energía, pero pienso en cómo quiero que sea mi vida en cuarenta años y quiero que sea al lado de una persona a la que quiera y que me quiera y no tener que seguir rogando amor. No me quiero acostumbrar al cariño de una noche, no me quiero conformar con pibes sin nombre y un chamuyo que se lleva el viento.

Y sí, recién tengo diecisiete años, con toda una vida por delante y sé que probablemente ni siquiera debería importarme si no conozco al amor de mi vida mañana. Pero no quiero esperar a tener cincuenta años para darme cuenta que todo ese cariño de noches, no es una promoción acumulable. Que no necesariamente lleva a un amor más duradero porque no necesariamente la otra persona busca lo mismo. Porque en la actualidad, estar en una relación seria antes de los veinte años es considerado casi como una locura, porque supuestamente te impide vivir tu adolescencia al máximo, te encierra ¿Cuándo se nos metió a la cabeza esta idea, de que chapar con millones de pibes y tener infinitas pequeñas dosis de cariño es mejor que estar con una persona que nos conoce y nos quiere mucho más que cualquiera de todos esos pibes juntos?

Capaz pasó cuando la gente se empezó a cansar, y las relaciones serias se empezaron a ir a la basura por idioteces. Y, naturalmente, eso duele mucho más que perder a un chabón con el que estuviste sólo un par de noches así que, para qué, ¿no? ¿Para qué meterse en algo que probablemente termine mal, porque parejitas de abuelos con cincuenta años de casados hay cinco en un millón y las probabilidades juegan en contra?

O capaz fue que de repente con la desvalorización de todo, nos empezamos a desvalorizar a nosotros, y tenemos la autoestima tan baja que necesitamos que nos chamuyen para sentirnos mejor con nosotros y recordarnos que no estamos tan mal. Aunque sea para alguien.

La verdad es que no sé si fue la visión frustrada de Romeo y Julieta, el hecho de que los adolescentes estamos desesperados por vivir toda nuestra vida en cinco años, el cansancio o la falta de amor propio. Pero lo que sí sé, es que no quiero desperdiciar lo que todo el mundo llama la mejor etapa de mi vida, corriendo atrás de pibes a los que no les voy a importar a la mañana, conformándome y creyendo que una piba que está con mil flacos en una noche está viviendo más que una que decidió no estar con nadie porque está de novia y no lo quiere cagar.

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