martes, 9 de febrero de 2016

Caer y vivir. De verdad.

¿Alguna vez tuvieron ese sentimiento de tocar fondo? No solo el largarse a llorar por lo que podría considerarse una recaída emocional. Me refiero más a ese sentimiento de tocar fondo cuando las circunstancias son tan tristes y humillantes que llegas a creer que eso es lo más bajo que podrías llegar a caer.

Hace poco viví como nunca ese sentimiento. Y creo fervientemente que es una consecuencia de tomar mucho de golpe. Y no hablo solamente de tomarse una botella de vodka de golpe. Tomar todo de golpe en el sentido de vivir mucho en muy poco tiempo.

Así como está el sentimiento de tocar fondo está el de tocar el cielo con las manos, con la punta de los dedos. Y creo que ese es el momento en el que verdaderamente vivimos. Donde sentimos todo y somos consciente de cada nervio, de cada cosa, de cada persona y de cada fibra de nosotros y del resto, muy a pesar de cuales sean las circunstancias. Por más variadas que estás puedan ser.

Por eso creo que la verdadera tocada de fondo llega cuando estamos en lo más alto. Como si necesitasemos el empuje de todo el trayecto de caída para llegar tan abajo. Y mientras más alto llegamos, más profunda y dura es la caída.

Por eso también creo que de uno depende. Si uno prefiere vivir y llegar lo más alto que pueda, sabiendo que mientras más alto suba más bajo va a caer. O si uno prefiere mantenerse en su "zona de comfort" siempre, sabiendo que la caida que pueden recibir es siempre soportable.

La segunda opción sería la mejor para cualquier persona con un poco de sentido común. Pero para una persona con un sentido de vida, que tuvo ese sentimiento de tocar el cielo con las manos aunque sea una vez, no caben dudas. Cualquier  caída vale cada segundo vivido de verdad.

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