Y un día el mundo de repente se frenó.
Un día, sin darnos cuenta, todos los habitantes de todos de los países de todo el mundo nos vimos obligados a no salir de nuestras casas por culpa de un virus más pequeño que cualquiera de las células que nos componen
Algo tan pequeño capaz de frenar una rueda monstruosa que pensamos que era imposible de parar y que nos dejó a absolutamente todos con las mismas dudas y casi ninguna certeza.
¿Qué hacemos cuando el mundo para el que vivíamos se detiene? ¿Cómo seguimos después de descubrir lo frágil que es el sistema que nos mueve?
Nos dimos cuenta que nuestra vida giraba en torno a un sistema que creíamos indestructible pero, al final, era un simple invento más del ser humano. Descubrimos que todo para lo que vivíamos podía desarmarse en cuestión de segundos y quedamos solos. Al carajo se fueron las excusas que nos poníamos para ignorarnos a nosotros mismos. Imposibles parecen ahora todos esos planes a futuro, las actividades que parecían esenciales y la desesperación por ser con un otro.
Hoy no nos queda otra más que mirarnos a los ojos y reconocer que lo único seguro es esto que somos ahora. Al final, nos toca hacernos cargo de todas esas frases trilladas que repetíamos como mantras pero en el fondo nunca cumplíamos:
"Viví cada momento como si fuera el último" Atrás quedaron todos los sacrificios que hacíamos en pos de una felicidad futura. Hoy no se puede proyectar sobre la incertidumbre. Hoy el único remedio para la angustia y la ansiedad que genera el futuro, es hacer lo que nos haga lo más felices posibles en cada momento que vamos viviendo, sin pensar en qué vendrá después.
"La única opinión que importa es la tuya" Lejos está la mirada de cualquier otro para juzgar cómo sos. Casi como en otra realidad quedaron las opiniones que pudiese tener cualquiera que no fueses vos. Que no te agobien los videos fitness, las recetas, la amplia oferta de cursos online y los millones de vivos en instagram. Que no te exijan estar activo en todas las redes sociales o conectarte las veinticuatro horas con todos tus conocidos. Que aproveches este tiempo para darte cuenta de quién sos sin la mirada del otro encima.
Nadie sabe hacia donde nos va a llevar todo esto. Ni una sola persona puede afirmar con total seguridad qué sucederá mañana, o siquiera en la hora siguiente. No tenemos ningún tipo de certeza respecto a cómo será el mundo o cualquiera de nosotros después de esto.
Yo elijo sacar belleza de este caos. Elijo tomar mate en el balcón cuando sale el sol, hacer ejercicio con la música al palo cuando tengo ganas, mirar todo el catálogo de Netflix, dormir las ocho horas que nunca duermo, cocinarme milanesas con fideos, leer los libros que nunca tenía tiempo de tocar y hacer las recetas que nunca encontraba el momento para comenzar. Elijo usar cada minuto de esta experiencia surrealista para reencontrarme conmigo, para hacer el esfuerzo de entender por fin que soy la única persona a la que debería querer gustarle. Y creo que todos deberíamos intentar hacer lo mismo. Capaz así podamos volver al mundo siendo incluso mejores, o aunque sea un poco más felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario