sábado, 3 de noviembre de 2018

Devuélvanme la brújula

Siento que dependo del día.
Hay días en los que me siento básica, como si todo, conmigo incluida, fuese una eterna monotonía donde nada realmente pasa.
Otros días todo pasa tan rápido que para cuando me quiero dar cuenta perdí el hilo de la historia.
Tengo días en los que me siento afortunada de ser quien soy y tener lo que tengo,
otros en donde todo parece indicar que lo que soy hoy es solamente resultado de un revés desigual en donde otros se repartieron la vida que desde un principio tendría que haber sido mía.
A veces me despierto sintiéndome tan yo que me dan ganas de abrazarme en mi rareza,
en otros me miro al espejo y me voy a dormir sabiendo que estoy más lejos de entenderme que de ganar la lotería.
Días en los que me siento sola aunque sabiéndome acompañada de gente que me ama.
Noches en las que me veo tan rodeada de personas preocupadas que asfixia y amenaza.
Hay momentos donde me sé la víctima y al mismo tiempo el victimario, porque en ese lío de pensamientos a veces sólo me gustaría dejar de escucharme.
Otros momentos donde lo único que quiero es estar sola conmigo, porque al fin de cuentas en mi quilombo es en lo único en lo que me entiendo.
Hay días donde me siento llena de motivación y días donde todo me da ganas de llorar sin razón aparente.
Días donde quiero todo pero me voy a dormir sin querer más nada.
Otros días donde necesito tener a alguien que me entienda y otros donde me gustaría ser un enigma para el resto.
Son tantos los días y tantas las cosas que poner todo resultaría imposible.
Siento todo y al mismo tiempo nada. Siento que al final, lo único en común con todos esos días es que son menos predecibles que el clima en el 2020.
Porque soy una persona con miles adentro que nunca terminan de aparecer. Soy todo lo que algún día quise ser y al mismo tiempo me reconozco en todo eso que juré que jamás sería.
Me siento perdida dentro de mi misma cuando siento qué mas me conozco.
Tengo melancolía sobre lo que era antes y al mismo tiempo no extraño ni un poco.
Tengo miedo de no poder encontrarme pero todavía más miedo me da no reconocerme una vez que me encuentre.
A la larga, me descubro en un sentimiento de constante contradicción. Capaz porque perdí el hilo que conectaba mis pensamientos, o porque me desconcentré buscando esas cosas que sentía que me faltaban, o simplemente porque en alguna vuelta imperceptiblemente terminé perdiendo la brújula que me guiaba en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario