martes, 31 de diciembre de 2019

A G R A D E C E R

Este año me deja corta de palabras pero llena de emociones que todavía no puedo descifrar con claridad. Pero gracias. Si tuviese que resumir este año en una palabra, sería esa. Me cumpliste desde el capricho más reciente a lo que anhelaba hace años. Me transformaste en una mejor versión de mi misma y que sabe que le queda muchísimo por crecer. Me tiraste con situaciones que jamás me imaginé que viviría, y no siempre en el mejor de los sentidos. Pero, más importante, me hiciste increíblemente consciente de todo lo que tengo y siempre tuve, aunque a veces no le diese la relevancia suficiente. 

Gracias por abrirme los ojos, por hacer que me diera cuenta de lo feliz y afortunada que soy de tener la vida que tengo. Gracias por darme la valentía para jugármela por lo que siento. Gracias por ayudarme a creérmela un poco más. Gracias por cada minuto de cada día que representaba una oportunidad para jugar. Gracias por toda la gente hermosa que me cruzaste. Gracias por cada viejo conocido con el que me permitiste seguir compartiendo. Gracias por tenerme corriendo de un lado para el otro, porque aunque a veces sentía que mis días no tenían fin, descubrí el agotamiento más satisfactorio. Gracias por cuidarme a mí y a todos los que me rodean. Gracias por llenarme de tantas risas y de tanto amor. Gracias hasta por las lágrimas, los gritos, la bronca y la desesperación también. Gracias por cada golpe de suerte que parecía imposible. Gracias por tanta buena energía. Gracias por enseñarme a agradecer.

Tengo tanto para decir sobre vos y tan poco tiempo para procesarlo que todavía no sé bien cuándo voy a poder poner en palabras todo lo que me hiciste sentir. Si tengo algo para recriminarte o para pedirle a este 2020 es simplemente eso, que me cumpla un solo deseo más. Que me de el tiempo para sacarle el polvo al teclado de la computadora y que me permita volver a escribir todo eso que solo sé expresar de esta manera. Del resto me puedo encargar yo. 

2020, ¿qué decirte? No te voy a mentir, te tengo un poco de miedo. Hay mucho marketing y la vas a tener difícil, teniendo la vara tan alta. Así que vení con lo mejor que tengas que yo te espero con ojos renovados y muchas ganas de seguir por el camino que vengo. Como digo todos los años, sorprendeme, yo te espero con lo mejor que tengo. Chinchin.

jueves, 14 de noviembre de 2019

No sos vos, soy yo

Perdón. Antes que nada, para que sepas que nada de todo esto (lo que pasó, está pasando y sé que va a pasar) fue malintencionado. Pasa que vos no te diste cuenta. No pudiste ver que detrás de toda esta fachada, emocionalmente tengo goteras por todos lados. Me encantaría saber, y aún más poder explicarte, el por qué.

No sos vos, soy yo. Con todo lo cliché que eso conlleva. Vos siempre hiciste todo bien, incluso mejor de lo que imaginé posible. Hasta me atrevería a decir, que en el tiempo que pasó, demostraste ser básicamente todo lo que yo esperaba de una persona. Bueno, frontal, inteligente, carismático y para nada desagradable a la vista. Fue poco tiempo y seguramente me faltaron detalles más desagradables por conocer, pero prefiero hacerme cargo solamente de lo que conozco.

Simplemente no me gustas. Te veo y no se me da vuelta el estómago. Tengo mensajes tuyos esperando respuesta hace más de tres horas y ni la más mínima intención de contestarlos en un futuro cercano. No me emociona la idea de verte ni cuento los minutos que tardas en contestarme. Así de cruel y dramático se siente todo.

Creeme, tengo más bronca yo que vos. Uno se pasa la vida buscando a alguien que cumpla con todas las expectativas, solo para que cuando aparece alguien que más o menos alcanza todos los estándares se olvide la química. No sos vos, no sé qué mierda es pero hay algo que falta y que descubrí esencial. Algo que, irónicamente, resulté tener con cada pelotudo que se me cruzó y no con una persona decente como vos.

No voy a justificarme. Ya admití estar emocionalmente marchita y tal vez esto es simplemente a lo que se refería Benedetti con estar "seco emocionalmente". No voy a negar que capaz soy yo, que perdí la capacidad de emocionarme e ilusionarme cuando aparece alguien que me llama la atención.

Ojalá me gustaras. Pasé las últimas semanas intentando mirar la pantalla con cariño, intentando autoconvencerme de todas tus virtudes y todas las razones que tengo para quererte. Me dediqué exclusivamente a intentar decir con convicción cada "yo también tengo ganas de verte" cuando no lo sentía en lo más mínimo. Me convencí de que ese algo que me faltaba llegaría con el tiempo, que estaba esperando que todo pasara demasiado rápido. Pero soy de las personas que creen que la química se tiene o no se tiene. E incluso con toda la espera incluida, con vos no la tengo. Y creeme cuando te digo, que esto me duele más a vos que a mí.

Siempre fuiste honesto conmigo, y te lo agradezco. También es esa la razón por la que me siento en la necesidad de ser honesta con vos. La realidad es que no puedo estar segura de qué es lo que a vos te pasa conmigo. Me refugio en la idea de que vos tampoco pudiste generar esa emoción, aunque tal vez es simplemente para intentar sentirme menos culpable respecto a cómo maneje esta situación. Para evitar sentirme como todos esos pibes verseros que repudié toda la vida y en los que terminé convirtiéndome, con palabras falsas y cortes de la nada pero que ellos en realidad sabían inminentes.

Perdón, otra vez. Por todos los mensajes que realmente nunca sentí, por si te hice creer que estaba medianamente enganchada cuando no se me movía ni un pelo. Por la falsa emoción que transmitía y principalmente por no haber sido honesta antes. Sos un gran pibe, o aunque sea de eso me convenciste. Y si el problema soy yo o alguna fórmula química que simplemente escapó nuestros cálculos, espero que puedas encontrar a alguien que haga que te cierren todos los números.