domingo, 25 de febrero de 2018

Lo último que envejece es el corazón

"Están dando Rocky 2 en A&E" Me manda un mensaje mi papá. Después de días de quejarnos por su ausencia en Netflix y buscando páginas pirata para verla juntos, aparece de forma casi milagrosa un domingo a las nueve de la noche en el cable.

Automáticamente pongo la tele y empiezo a mirar la película que recién empieza, comentando cada escena con mi papá por whatsapp. Y es recién ahí cuando miro la pantalla y de repente siento que los kilómetros que nos separan desaparecen. Porque él está allá, y yo estoy unos cientos de kilómetros más para acá, pero él está mirando cómo Rocky le pide a su mujer que no le pida que deje de ser hombre justo en el mismo momento en el que lo hago yo. Igual, como si estuviéramos uno al lado del otro. Así nada más, "distancia" se convierte en una palabra vacía porque para mí, aunque sea en ese momento, pierde significado y deja de existir en mi vocabulario.

"Esta película la fui a ver al cine con el abuelo" Me cuenta mi papá en el medio de la película y de repente no solo viajo kilómetros sino que también me voy a más de treinta años atrás, a ese cine de barrio donde se sienta mi papá con dieciséis años junto a una rejuvenecida versión de mi abuelo. Los dos mirando en la pantalla como Rocky conoce a su hijo y diciendo lo mismo que yo digo con mi papá ahora.

Y en el medio de tanto entrenamiento y música imborrable pienso en qué loco que es todo. No sólo por cómo una película te puede hacer sentir en el mimo lugar que una persona que está a kilómetros, tampoco por cómo te hace viajar en el tiempo, sino en toda la casualidad que nos une. En la casualidad de que mi papá justo haya pasado por ese canal en el momento justo en el que empezaba la película, y que sea justo la misma que él una vez vio años atrás con su papá, pero que ahora mira conmigo a la distancia. Casi tan improbable como parece la victoria de Rocky cuando empieza a pelear en el final de la película, pero aún así posible.

Porque al final, pese a cualquier pronóstico, Rocky gana y yo ya sé que esta película se convirtió en una de mis favoritas. No sólo por todo lo que es, sino también porque para mí ya tiene un nuevo significado. Es mi relación con mi papá, la de él con mi abuelo y un poco la de los tres juntos. Por el momento y porque todas las películas son buenas no por lo que son sino por lo que transmiten, por lo que nos dejan. Rocky Balboa ya dejó se ser únicamente pura fuerza de voluntad y un corazón de oro, sino que también pasa a ser mi papá, mi abuelo y lo que nos une. Y aunque sea para mí, lo que más vale es esa magia.

Porque, como dice Rocky, lo último que envejece es el corazón pero los recuerdos son eternos y son ellos los que nos mantienen con mi vida más allá de cualquier tiempo y distancia.